Es extraño volver a casa…

Extraño, porque igual ya esta implantado en uno la semilla de la cultura pop, o que se yo, que te dice que es el momento en que los personajes caminan lentamente por un sendero, en cualquier escenario, eso da lo mismo, se detienen en un punto, y cambian sus caras de héroes rudos, para mirar el horizonte con los ojos cargados por las emociones vividas y el rostro pálido por el cansancio de todo lo que han dejado atrás, y la música que se vuelve más lenta, tal vez no alegre, pero siempre con un grado de felicidad, y los tipos enfocan la visión en ese lugar especial, una casa en medio de un gran campo, o un parque, o una ciudad, y algo cambia por un segundo, sus caras se quiebran y aparece, con un cierto resplandor, un suspiro, y enseguida… la sonrisa… y los tipos sueltan en susurros los ya cliché “Vamos a casa”; o “He vuelto”; o simplemente silencio, y la música más fuerte para que hable por ellos, si es que no ha sido suficiente ya; y terminan de caminar lentamente, mientras la cámara se aleja, hasta que se pierden en la infinidad del paisaje que han añorado toda la película… Fin…

¡¿FIN?! ¿Y ahora…?